For foreigners

jueves, 28 de mayo de 2015

Capítulo 10.

*Chicas, no me he podido librar de Eloy. Tendremos que estar con ellos en la cafetería...*

Sé que probablemente no lo leerán, pero aún tengo esperanzas de que alguna lleve el móvil, lea el mensaje, y me salve.
Este chico es, prácticamente, un desconocido, aún no puedo fiarme de él, y vamos a comer juntos. Muy bien pequeño cerebro.

- ¿Qué piensas?
- Nada.
- ¿En mí?
- Pues sí. -me mira pícaro- Pero no de la forma en la que estás pensando. Sorry.
- ¿De qué forma entonces?
- Ninguna -comienzo a reír.

Se contagia de mi risa, aun sin saber en qué pensaba, y como dos tontos empezamos a reírnos solos.
La verdad, no pensé que Eloy fuera tan simpático. La impresión de esta mañana... Bueno, mejor no recordarlo. Me quedo con el Eloy bueno.

- ¿Sigues pensando en mí?
- ¿Sabes? Eres muy pesado.
- Simpática -dice irónico.
- Gracias.
- Mira, me voy. No se para que intento caerte bien.

Veo como se propone desaparecer por el pasillo, dejándome sola. No se cómo ni porque, pero mi mano sujeta con fuerza su antebrazo. ¿Ahora que le digo?


- ¿Qué haces? -dice girando la cara hacia mi.
- Nada -digo soltándole de inmediato.
- ¿Seguro?
- Mmm.. ¿sí?
- Está bien -vuelve a darme la espalda para irse.
- No te vayas, jo.
- ¡Al fin lo dices, mujer! -sonríe.
- ¿Perdón?
- Quería escuchar eso de tu boca. Suena realmente bien, ratona -comienza a reírse.

¿En serio esto está pasando? Si quería hacerme pasar vergüenza lo ha conseguido. Cómo habré podido caer, diciéndole eso...

- Entonces, ¿vamos a la cafetería?

Me extiende su mano para que la agarre. Y así lo hago, sonriendo tímidamente mientras asiento con la cabeza.
No me explico cómo está consiguiendo todo esto de mí en un solo día.

Por el camino, algunas personas nos miran. Pero Eloy es solo un amigo, no entiendo por qué tantas miraditas. Incluso algunas de celos por parte de las chicas -y algún que otro chico, todo hay que decirlo-.
En una de esas miradas intimidantes, suelto su mano. Pero al segundo vuelve a agarrarla.

- ¿Qué te pasa?
- Nos están mirando, Eloy. Y si las miradas matasen creeme que ya estaba enterrada bajo tierra.
- No seas exagerada -dice riendo.
- ¿Exagerada? Claro, como a ti no te miran...
- A lo mejor me miran más que a ti. Probablemente sea así.
- Eres un creído. ¿Te lo han dicho alguna vez?
- No, eres la primera.
- Estoy orgullosa de ello.
- Eres la primera en muchos sentidos.
- ¿A qué te refieres?
- Yo me entiendo -dice sin mirarme, mostrando una sonrisa en su rostro.

Y así seguimos el camino, hasta que llegamos a la puerta del comedor. Al entrar, Eloy ve a sus amigos. Suelta mi mano y avanza hacia ellos. Mierda, ¿por qué...?
Me quedo un poco apartada, esperando a que mis amigas llegaran. Entonces oigo mi nombre.
Eloy.

- ¡(tn)! ¿A qué esperas para sentarte, mujer?
- Estoy esperando a las chicas -digo alzando la voz para que me oigan.
- Pero ya vendrán. ¡Sientate mientras!

Resignada, voy a la mesa en la que están los chicos. Me siento al lado de Iván, teniendo delante a Eloy, y al lado de este, Manu.

- ¿Dónde están tus amigas, rubirosa?
- ¿Rubirosa?
- Eres rubia y pelirosa. Tiene sentido -dice riendo.
- No, Iván. No lo tiene -digo siguiendo su risa.
- Bueno, contesta.
- No lo se, se supone que vienen para acá. A no ser que se las haya tragado el WC.
- Eso tiene menos sentido que lo de Iván.
- Muy mal, Eloy. Debes apoyarme en todo como buen acosador.
- ¿Perdona? ¿Acosador?
- En el fondo de mi corazón te aprecio, ya lo sabes -digo haciendo un corazón con mis manos, provocando la risa de los chicos.

De pronto se abre la puerta del comedor, y ahí están. Las niñas más tardonas que he conocido nunca.

- No llores más, bicho. Ya estamos aquí -dice Denis besando mi mejilla.
- ¿Por vosotras? Más quisierais.
- No le hagáis caso. Hemos tenido que comprar antidepresivos y todo.
- Pero bueno, ¿tú de que parte estas, Eloy? Me estás decepcionando...
- ¡Haced hueco, que no entramos!

Y así pasamos la hora del almuerzo. Entre risas, bromas, alguna que otra mini-batalla de comida, en fin: como si nos conociéramos de toda la vida.

Se hace raro coger tanta confianza con alguien de un día para otro. Pero sienta bien.

viernes, 22 de mayo de 2015

Capítulo 9.

- ¡Adiós! Un beso, y voy a descender...
- ¡Necesito saber de ti todos los días, cada hora!... ¡Porque en un minuto hay muchos días! ¡Según esta cuenta, habré envejecido antes de que vuelva a ver a mi Romeo!
- ¡Adiós!... ¡No perderé ocasión de enviarte mis recuerdos!
- ¿Volveremos a vernos algún día?
- ¡Sí! Y estas penas de ahora serán tema de dulces conversaciones en los días futuros... ¡Adiós, Julieta! ¡Adiós!

A estas alturas, ya están todas las chicas llorando; menos mis amigas y yo, claro. Pero si aún no se ha muerto ninguno de los dos, ¿para qué tanta lágrima? Bueno sí, han muerto el amigo de Romeo y el primo de Julieta, ¿no? Espera, creo que me he perdido.

Si Eloy no me estuviera hablando por Twitter, podría ver la película tranquila. Maldita Denis, repartiendo mi usuario por todo el mundo.

- ¿Sabes qué estaría bien? Que me dieras tu número de teléfono. Esto me va fatal. Además, WhatsApp es más cómodo, ¿no crees?
- Si me pilla la profesora con el móvil, estoy jodida. O sea, ¿me la estoy jugando por ti y tú sólo piensas en pedirme el número de teléfono?
- Que romántica, te estás jugando el pellejo por mí :')
- Si quisiera podría bloquearte por acoso...
- Si quisieras, pero no quieres. Y lo sabes.

Bloquearte no, pero centrarme en la película sí. Guardo el móvil en mi mochila, que se encuentra sobra la mesa, e intento atender. Seguro que después de esto nos pone un examen sobre Romeo y Julieta. Dios, como odio a esta profesora.

- Psss, ¡(tn)! -alguien susurra.

Me giro y veo a Denis mirándome. Sí, nos han cambiado de sitio, hablamos demasiado. Pero claro, sólo en literatura. Maldita profesora. Yo sigo en la última fila, pero ella está en la fila contraria, dos asientos más a delante. 
Pero eso no impedirá que hablemos. Eso es imposible.

- ¿Qué? -susurro, imitándola.
- ¡Pillalo!

Y me lanza un papelito. Típico...

"Tía, Eloy me está hablando por md pidiéndome tu número de teléfono. Lo siento si te molesta, pero se lo he dado. Te quiero bichito  lindo.
Denis.xx"

La mato. Yo la mato. Un día de estos la tiro por la ventana. 

Vuelve a girarse, esta vez sonriendo inocentemente. Mi mirada le hace saber que la odio en este momento más que a nadie, pero ella es feliz. Muy bien, oye. Vuelve a concentrarse en la película, mientras yo noto una vibración bajo mis manos, posicionadas sobre la mochila.

Mierda.

Saco el móvil despacio, mirando a la profesora por si se da cuenta. Lo coloco sobre mis piernas, bajo la mesa, y lo desbloqueo. Mientras tanto, la lucecita azul no para de iluminarse. Un mensaje de WhatsApp.

- Ratona ❤

¿Se puede saber cómo lo hace? Sacarme sonrisas involuntarias, digo.

- Acosador.
- Sosa.
- Corrijo: Preciosa.
- Eso también.
- En verdad no... Ja ja.
- Eres preciosa.
- Sólo para ti, y tan solo conociendome de dos días.
- Tienes ese "no se que" que me encanta.
- Deja de buscar frases en Google, por favor ;)
- Es que tienen tantísima razón...
- ¿En serio las estás buscando?
- No.
- Menos mal.
- ¿Por quién me tomas? Ya las había buscado antes.

Una carcajada intenta salir desde lo más profundo de mi ser, pero intento que no salga. Romeo se está suicidando, no tendría sentido mi risa. La profesora me quitaría el móvil y quiero seguir hablando con él.

¿Realmente acabo de decir eso? Bueno, no tiene nada de malo que me divierta con este chico. Sólo somos amigos.

- ¿Sigues ahí, ratona?
- Siempre.
- Eso te ha quedado muy bonito.
- Lo se. Y es mío, no de Google.
- ¡Oye, que estoy intentando ser romántico!
- Pues no lo haces muy bien...
- Dame tiempo, capulla.
- Lo estás empeorando, grandullón.
- Y tú vas mejorando. Me gusta lo de "grandullón".
- Aprende de la maestra.
- Mini-maestra.
- Como si midieras dos metros...
- Casi, casi. Y tú que, ¿ya has llegado al metro y medio?
- Tienes una gracia sobrenatural.
- Te encanta.
- Me gustaría más ver como te estampas contra el suelo.
- Mal vamos...
- Voy a ver como se suicida Julieta. Aaaadios❤
- ¡Te has despidido con un corazoncito!

Mi buena acción del día. Acabo de hacer feliz a un niño inocente. O no tan niño. O no tan inocente. Mejor dejemoslo...

La película, tras unos minutos de sufrimiento femenino, por fin llega a su fin. La profesora se levanta de su asiento y enciende las luces del aula.

Dios, mis ojos.

- Espero que os haya gustado la película, porque entrará en el próximo examen.

Nadie se sorprende, todos la han visto tranquilos. Pero yo, por el maldito niño pesado, no me he enterado de nada.
Diréis: "Buah, es Romeo y Julieta. Seguro que sabes el argumento al menos". PUES NO. No me gustan las películas tan pastelosas, así que nunca me he interesado por saber ni tan siquiera de que trataba.

Mierda, ¿por qué?

- Profesora, ¿cuándo es el examen?
- Mañana mismo.

MAL, MUY MAL. ¿Cómo voy a ver la película entera en una tarde? Bueno, realmente tengo tiempo de sobra, pero no me gusta, y además quería salir un rato por la tarde. Joder, ¿por qué?
Verás cuando vea a Eloy. Este se caga.

- Bueno, y ¿qué os ha parecido?

Justo en ese momento suena el timbre. ¡Al fin recreo! No soporto ni a esta tía ni a la asignatura en general. Literatura se me da de culo, y ojalá pudiera quemar el libro. Pero no, lo tengo que guardar en la taquilla.

Las chicas ya habían salido, pues ellas siempre van al baño antes de comer, y quedamos en la cafetería; la que llegue primero coge sitio. Siempre ha sido así.
Pero antes de atravesar la puerta:

- ¿Pesa mucho la puerta?

Le digo a Eloy, que está apoyado en ella impidiendo a la vez mi paso.

- Más pesan mis musculosos brazos -dice mostrando sus bíceps.
- Mas que tu cerebro seguro.
- Y más que tu cuerpecito chiquitín.
- Ya empezamos a bromear con la altura...
- ¡Es que eres tan pequeñita y achuchable! -dice mientras:


Tras unos segundos de numerosos besos por parte de Eloy -como en la foto-, estruja una vez más mi cabeza contra su pecho y me suelta.

- Bueno, ¿vamos?
- ¿A dónde?
- Al baño a que te viole. Donde va a ser, pues al comedor.
- ¿Contigo?
- ¿No íbamos a estar los siete juntos?
- ¿Qué siete?
- Hija, tus amigas y los míos. No es tan difícil.
- Ah, sí, eso... Pues verás, es que tengo que llevar los libros a la taquilla y las chicas estarán aún en el baño.
- No importa, te acompaño.
- No hace falta, de verdad.
- Sí hace falta. ¡Vamos!

Y salimos juntos. De la clase, claro.