For foreigners

martes, 10 de febrero de 2015

Capítulo 5.

- Permiso... -digo susurrando.
- Buenos días, (tn). ¿Sabes que hora es?
- La verdad es que no, señor
- La clase empezó a y media, y están a punto de dar menos cinco. Casi 25 minutos de retraso.
- Lo siento mucho, no volverá a pasar
- Eso espero, porque la próxima vez lo tendré en cuenta
- Claro, señor

Miro en la última fila y ahí veo a Denis. Me siento a su lado; teniendo a Clau y Patri sentadas delante. Las tres me miran interrogativas, deseando saber que me había pasado para retrasarme tanto.

- Luego os cuento, chicas -digo susurrando

Todas asienten y atendemos al profesor, que estaba explicando no se que de las drogas. ¿Qué me importará a mi eso? Es más, ¿qué tienen que ver las drogas con las ciencias? No le encuentro el sentido a las clases de profesor Lenin. Nunca lo he encontrado.


Pongo mi bolsa encima de la mesa y la abro. Saco el estuche y el cuaderno, y comienzo a tomar notas. Así trascurren los minutos hasta que al fin suena el timbre que nos indica el fin de la clase, y el profesor se va.

- Di, ¿que te ha pasado?

Me pregunta Denis, girando su silla y acercándola a mí como si fuera un detective interrogando a su sospechoso número 1. Al escuchar la pregunta, Clau y Patri se giran también, dejándome acorralada, sin más remedio que decirlo.

- En resumen, tres chicos de 2ºbach me han acosado -me río, pero ellas se quedan serias- a ver, es exagerando, no ha sido para tanto, tranquilas chicas.
- Ah, ya pensaba que habría que matar a alguien -dice Denis.
- Pero dinos más, ¡que eres una sosa!
- ¿A que no te lo digo?
- ¿A que te pego?
- ¡Venga, chula!
- ¡¡(tn), Clau, parad ya!! (tn) sigue contándonos -exige Patri.
- Está bien, está bien.. A ver, resulta que ayer Denis y yo fuimos al Starbuck, y el chico de la barra intentó ligar conmigo a través de un mensaje en mi vaso, ¿recuerdas? -le digo a Denis, la cual asiente- bien. Pues me lo he encontrado, y iba con dos de sus amigos.
- ¿Y eran guapos? -me interrumpe Clau.
- Bueno, no estaban mal. Eran altos, musculosos, atrac..
- (tn) te estás yendo del tema -me interrumpe nuevamente Patri.
- Vale, vale. Clau, las preguntas para el final.
- Pero..
- ¡(tn)!
- ¡¡Que voy!! Como iba diciendo, me he encontrado al chico del Starbuck con sus amigos y me han perseguido hasta aquí. Pero lo mejor de todo es que también estuvieron en la fiesta del sábado.
- ¿Pero no decías que no recordabas nada de esa noche? -pregunta Denis.
- Y es verdad, no recuerdo nada -digo riendo.
- Entonces, ¿cómo sabías que estuvieron?
- Me lo han dicho. Más bien me han dicho que me acosté con uno de ellos.
- ¡¡¿¿WHATS??!! -gritan todas a la vez mientras yo me río.
- ¿De verdad os vais a creer esa chorrada? Soy virgen.
- No recuerdas nada, tal vez tengan razón.

Vale, ya me estoy asustando. Mis amigas tienen razón, ¿y si ya no soy virgen? ¿Y si no usamos protección? ¿Y si voy a ser mamá? Tendré que buscar un trabajo para mantener al bebé, y seguro que su padre no querrá hacerse cargo de él y acabaré estresada, sin estudios, sin trabajo, sin dinero, y robando para dar de comer a mi hijo, pero me pillarán y acabaré en la cárcel, me quitarán a mi bebé y mi último recurso serán las drogas.

Creo que me he pasado.

-¿Qué piensas hacer (tn)?
- Morir por sobredosis de cocaína.. -digo estando en mi mundo.
- No seas imbécil, joder. Lo primero que tienes que hacer es hablar con el chico.
- Pero si no se ni quién es.
- Pues lo buscamos, en marcha.
- Tenemos que dar dos clases más, Patri.
- Bueno, en el recreo vamos.
- Así mejor.

Antes de que llegara el profesor de matemáticas, voy corriendo a mi taquilla para cambiar el libro. Al llegar, pongo la clave y se abre. Guardo el libro de ciencias y cojo el de mates. Odio mi vida en este momento..- pienso. Cuando cierro la puerta de mi taquilla me encuentro al chico del septum echado en la taquilla de al lado sonriendo. Pego un bote del susto, y me voy. Pero noto que me sigue.

- ¡Hey, pelirosa! Esperame, ¿no?
- No merece la pena gastar mi preciado tiempo contigo.
- Entonces tendremos que repartirnos la custodia de Adrián.
- ¿De quién? -digo girándome para mirarle. Sonríe burlón.
- Adrián, nuestro hijo.
- La única neurona que te quedaba se acaba de suicidar.
- No puedo parar de reír -dice serio (e irónicamente).
- Lo se, soy demasiado graciosa.
- Es una de las cosas que me gustan de ti -se acerca a mi.
- Voy a llorar de la emoción -digo con ironía.
- ¿Tan guapo soy? -pone sus manos en mis caderas.
- Pues si, pero si no quieres que te desfigure esa cara bonita de un tortazo, aparta tus manos de mi cuerpo.
- No decías lo mismo el sábado -sus manos bajan a mi trasero, y me aparto bruscamente.
- Sobre eso, tenemos una conversación pendiente tú y yo.
- ¡Al fin! ¿Entonces cuidaremos juntos del pequeño Adrián?
- Dios, no te soporto -oigo como se ríe.
- Si me das un besito aquí -señala sus carnosos labios- te cuento un secreto.
- No creo que me interese tanto ese secreto. Me voy, que llego tarde.

Me doy la vuelta para caminar hacia mi aula de nuevo, pero tan solo he dado un paso cuando una mano me hace girar de un tirón. El chico de antes. Con el tirón que me ha dado consigue que nuestros cuerpos queden muy cerca, y me quedo paralizada.
Una de sus manos agarra la mía, y la otra se posiciona con lentitud sobre mi cintura, atrayéndome a él. Acerca sus apetecibles labios a mi cara, y va dejando un rastro de besos por ella, mientras mis ojos se cierran involuntariamente. Uno cerca de la oreja, la mandíbula, la mejilla, la comisura de mis labios, y cuando llega a estos, yo ya no me controlo. Me dejo llevar, y abro un poco mi boca, esperando un beso. Un beso que nunca llega. 

- ¿Qué haces, chiquilla, boqueando como un pececillo suplicando que te bese?


Abro los ojos y lo veo sonriendo más que de costumbre, y sus burlas no tardan en llegar, acompañando a esa asquerosa sonrisa.

- ¿Dejarías que te volviera a besar, pececillo?
- Eres un imbécil, ¿te lo han dicho alguna vez?

Me giro enfadada, y continúo caminando hacia mi clase, mientras escucho su risa detrás mía.

- ¡Eres guapa hasta de espaldas, pelirosa!

Y entonces, una sonrisa involuntaria sale de mis labios.

viernes, 6 de febrero de 2015

Capítulo 4.

Pi-pi-pi. Pi-pi-pi. Pi-pi-pi.
--------------
Pi-pi-pi. Pi-pi-pi. Pi-pi-pi.
--------------
--------------
Pi-pi-pi. Pi-p...

¡MIERDA, LAS 8.00AM! 

Entro a las 8.30, ¿por qué diablos no me habré despertado la primera vez que oí el despertador? Es que soy subnormal, lo juro.

Salto fuera de la cama como si fuera un ninja, e intentando no tropezar, corro hacia el baño. ¡Joder! Con las prisas una de las lentillas se acaba de ir por el desagüe, y es el último par que me quedaban. ¡¿Se puede saber que retraso sufro para no comprar más?! Da igual, iré con gafas...
Me doy una ducha, la más corta de mi vida -siempre suelo tardar media hora- y al salir me enrollo en una toalla. Voy volando a la cocina y cojo un batido de chocolate. Voy volando otra vez a mi habitación y cojo lo primero que encuentro en el armario:


Entro en el baño por última vez mientras bebo los últimos sorbos del batido. Me peino como en la foto -rubia, puntas rosas-, cepillo mis dientes, me maquillo un poco, solo con algo de rimel y gloss, me pongo los pendientes, las gafas y el gorrito, y vuelvo a mi cuarto.
Cojo la mochila de la foto y meto en ella el estuche, la agenda, un cuaderno, la funda de mis gafas, el monedero con algo de dinero para el almuerzo y el móvil. Los libros que necesito hoy los tengo en la taquilla.

Apago todas las luces y voy corriendo a la cocina a coger una magdalena para el camino. Saco el móvil de la mochila. 

8.27. ¡¡¡JODER!!!

Salgo como una bala a la calle. Suerte que el instituto esté solo a un par de manzanas de mi bloque... Hace un frío que pela, y encima tengo a mis amigas chapando por nuestro grupo de WhatsApp. Sé que llego tarde, no hace falta que me lo recordéis -pienso. Cuando acabo la magdalena, tiro el plástico en una papelera y rebusco por mi mochila para encontrar algún chicle que me quite el sabor. ¡Voilá! Comienzo a mascarlo mientras atravieso, por fin, las puertas del instituto. 

8.34, nuevo récord.

Entonces, cuando llego a mi taquilla me encuentro con mis amigas, que están ya están por ir a la clase que nos tocaba: Ciencias.

- ¡Hasta que apareces! -me abraza enérgicamente Clau.
- Joder, ¡es que no he oído el despertador! Bueno en realidad si, pero no se, tenía sueño y...
- Deja de hablar y vámonos a clase, bicho feo -me interrumpe Denis.
- Ya voy, ya voy.. Id cogiendo sitio, en un segundo voy
- Nos vemos ahora, ¡pivón!

Cada vez que Patri me llama así me entra la risa. Nadie piensa eso de mi.. sólo ella -muere lentamente de la risa:/ -en fin, abro mi taquilla y agarro el libro de ciencias. El tío que escribió esta cosa podría haber resumido un poco, que con tanta página pesa más que 50 piedras.

Todavía había algunas personas pasando por los pasillos. Algunos nerds corriendo para no llegar tarde y otros que se quedaban un rato charlando en las taquillas. Pero por supuesto, no podían faltar los típicos malotes de turno que se dedican a asustar o provocar la caída de aquellos que corrían hacia clase.
De verdad que no me faltaban ganas de plantarles una buena torta en la cara. Que a gusto me quedaría.. Pero no, soy inofensiva. Creo.

De repente, noto una mano en mi trasero y, evidentemente, me giro bruscamente.

- ¿Se puede saber que coño haces, imbécil?
Como era de esperar, le planto un tortazo en la cara. Si antes lo pienso, antes lo hago -me río mentalmente. Sus amigos, los cuales le acompañan a los lados, se burlaran de él.
- ¿Ya no te acuerdas de mí, preciosa? 
- Y doy gracias a Dios porque así sea – sigo mi camino sin darle mayor importancia a lo que acaba de suceder. 
- Que maleducada te has vuelto de la noche a la mañana, ¿no? Aunque bueno, pensándolo bien.. El sábado no fuiste muy buena chica.
Me paro en seco. Me acabo de quedar en un estado de shock importante. ¿El sábado? Mierda (tn), ¿qué has hecho ahora, joder?
Intenta recordar... Rápido... ¡Reacciona, antes de que parezcas idiota! Vale, demasiado tarde.

- Parece que la borrachera le sigue afectando -dice uno de los que le acompañan haciendo que sus amigos se rían.
- Al menos la borrachera se pasa, tu subnormalidad va a acompañarte durante toda tu vida -digo girándome y regalándole una de mis sonrisas falsas.
- ¡Bien, reaccionaste!

Estoy a punto de contestarle con otra bordería, pero el chico al que he abofeteado hace un segundo me interrumpe. Espera...¿y ese septum? No puede ser...

- ¿Qué te has convertido en una nerd? La verdad es que estas guapa de todas formas, pero esas gafas no te pegan nada...
- Si no te gusta lo que ves, te apartas y me olvidas, ¿qué te parece? Ah, y otra cosa. Si quieres ligar con alguien, no te recomiendo que uses los vasos de Starbucks, está sobrevalorado.
- Ah, ¿te acuerdas de mi? 
- Lamentablemente...
- Entonces también recordarás lo que nos divertimos en la fiesta..-dice mientras se va acercando a mi intentando seducirme.
- Si te apedreé con cubitos de hielo, entonces si, me lo pasé genial -me alejo de él.
- ¿No recuerdas nada? ¿Nada de nada?
- Te repito, afortunadamente, tú has desaparecido de mi memoria -le guiño un ojo y les doy la espalda para dirigirme a mi clase. 

Ya voy demasiado tarde, no voy a perder el tiempo con tres pringados como esos. De camino, noto que me siguen, y disimuladamente mi giro. De reojo, los veo ahí. Si soy sincera, me estan dando miedo. Son del curso superior, y repetidores. Osea, pueden sacarme dos o tres años, además de una cabeza cada uno de altura.

- ¡Eh, teñida!

Odio que me digan eso, y más cuando soy rubia natural. Espero por su bien que lo digan por las mechas rosas.. Me estoy empezando a cansar, ¿piensan estar así todo el puto día?

- ¡Mediometro! Tengo que avisarte de algo

Venga, mi paciencia tiene un límite. Y estoy llegando a ese límite que muuuy pocas personas son capaces de alcanzar. Como vuelvan a ponerme otro adjetivo absurdo me vuelvo hacia ellos.

- Joder con el moco este, ¡que te pares!
- Como me volváis a poner algún apodo igual de absurdo os juro que acabo con vuestra vida- se acabó, voy a plantarles cara
- Al fin paras, mujer
- ¿Cómo se supone que vas a acabar con nuestra vida, microbio?

¿Uno de los amigos del chico del septum acaba de decirme microbio? ¡Paaaaaatada en los huevos!

- Mira, te acabo de dejar sin día del padre. Un día menos de tu vida, ¿sigo?
- Eres una... -dice mientras se agarra sus partes
- ¿Una que? Venga, que ya tengo la rodilla preparada
- ¡Una...!
- Joder, Manu, ¡dejalo ya! ¿No ves que al final te van a tener que escayolar el rabo?
- Que grosero..
- Pues como tú el sábado
- Venga que si, que me lo comas

Me doy nuevamente la vuelta para seguir el poco camino que me quedaba, hasta que...

- Claro, me encantaría repetir ¡bombón!
- ¿Qué acabas de decir?
- Lo que acabas de escuchar. 
- Eres un fantasma, ¿eh? -me estoy poniendo realmente nerviosa
- Sólo te pido una cosa, si voy a ser papá avísame con tiempo para que me pille un billete de avión a España.