Ya ha pasado una semana desde el incómodo encuentro con las repipis del demonio. Todo ha fluido con normalidad: no he vuelto a hablar con esas brujas, tan solo una vez nos cruzamos en el pasillo donde volaron miradas de odio hacia ambos bandos. También hay novedades con las chicas, Mike y Dai parece que se llevan demasiado bien, incluso diría que se gustan; sin embargo Denis, por mucho que Shawn la persigue, no está dispuesta a volver a sufrir por amor. Algún día os contaré su historia.
Por otro lado, Eloy cada día me sorprende más. Dejando a un lado su parte chula y prepotente, es un amor de niño. Se preocupa por mí, me defiende cuando piensa que es oportuno y me hace reír ante todo. Y eso, poco a poco, está haciendo que dentro de mí haya sentimientos encontrados.
¿Por qué tengo que ser tan enamoradiza?
Además, esta semana hemos pasado la tarde de jueves todos juntos. Le dijimos a Jason que se viniera con nosotros, pero estaba muy liado con los exámenes de la universidad, así que fuimos a pasear por el centro de Londres sin él. Sophia, por su parte, prefirió ir a casa de su novio y así ayudarle con los trabajos. Y quizás para algo más, ya me entendéis.
La tarde fue bastante divertida, a decir verdad. Los chicos no paraban de hacer y decir tonterías, haciendo que nosotras nos riésemos. Además, pudimos hacer miles de fotos con la preciosa iluminación que tiene Londres de noche.
Aquella noche, Eloy me acompañó a casa. Yo soy la que más lejos vive.
"- ¿Nos vamos ya, chicas? -dijo Denis.
- Sí, es cierto. Se está haciendo tarde. ¿Dónde vivís?
- Sophia y yo vivimos en la misma manzana, Denis en la siguiente y (tn) cuatro más allá -respondió Dai.
- ¿Qué manzana?
Cuando se lo explicamos nos dijeron que también vivían por ahí, así que juntos emprendimos la marcha hacia casa. Cuando dejaron a mis amigas, estando a dos manzanas de mi casa los chicos debían girar para ir a la suya, así que comiencé a despedirme; pero al llegar a Eloy, me cogió de la mano.
- Vamos, te acompaño. Luego os alcanzo, chicos.
- ¿Qué? ¡No! Vivo a tan solo dos manzanas de aquí.
- Eso ya es demasiado lejos para que andes sola a estas horas. Vamos.
Y, obligada, caminamos juntos hasta mi bloque. Al principio casi no hablábamos. No entiendo por qué, pero estábamos un poco tímidos. Raro.
- Bueno, este es -dije al llegar-. Te diría que subieras, pero es tarde.
- Tranquila, ya conozco tu casa, ¿recuerdas? -reímos los dos, y tras un silencio:- Bueno, supongo que mañana nos veremos.
- Entonces, ¿me he ganado finalmente asistir a tu gran fiesta?
- Sí, supongo -contestó rascándose la nuca.
- ¿Te pasa algo?
- ¿A mí? No -rió nervioso.- Es sólo que... ¿Sabes qué? Mejor dejemoslo así. Nos divertiremos mañana, seguro.
- Si vas a estar igual de extraño creo que prefiero no ir.
- Estoy bien, es sólo que estaba... pensando.
- ¿Tú, pensando? Dime desde cuando, ¡esto hay que documentarlo!
- Cállate un rato anda, que me muero de sueño. Ya sabes, ratona, mañana te quiero ver bien guapa después de las clases.
- ¿Insinúas que no voy guapa a clase?
- Siempre puedes sorprenderme un poco más.
- ¡Serás cretino! -dijo entre risas.
- Ya sí que me voy, los chicos deben estar esperándome.
- ¿Realmente lo piensas...?
Tras unos segundos dubitativo, ambos reímos. Esos chicos debían estar ya metidos en la cama y soñando con ovejitas.
- Pues me tocará volver solito a casa. Si mañana no aparezco, te doy permiso para que canceles mi super fiesta.
- Eso jamás. Contigo o sin ti, el espectáculo debe continuar.
- Pues que lo paséis bien, mediometro. Dame un beso de despedida, vaya que no volvamos a vernos.
Colocó su mejilla indicando que esperaba paciente mi beso. Inocente de mí, me acerqué para dárselo. Para mi sorpresa, en lugar de su mejilla me topé con sus carnosos labios.
- Ya decía yo que estabas demasiado tímido. Vuelves a ser el mismo Eloy de siempre.
- Siempre guardo un As bajo la manga, no lo olvides.
- Sueña conmigo, grandullón.
- Buenas noches, ratona."
Llegó el día. Hoy es el cumpleaños de Eloy y, por supuesto, el día de su gran fiesta. Me he levantado más temprano para pasar por la cafetería que hay en la calle del instituto. Creo que sería un bonito detalle aparecer ante mi... amigo, con un donut glaseado decorado con una velita de colores.
Me levanto sonriente de la cama, después de poner mi lista de Spotify conectada a los altavoces del salón. Comienzan a sonar mis temas favoritos al mismo tiempo que entro al baño. Me pongo rápidamente la ropa que elegí anoche:
Desayuno lo primero que pillo y voy hacia el baño. Una vez allí me lavo los dientes y cepillo un poco mi pelo recogiéndolo finalmente todo en una cola de caballo. Cuando tengo las lentillas puestas y veo que estoy preparada para salir, me echo un poco de perfume sobre la ropa, agarro las llaves del apartamento y salgo disparada hasta la cafetería.
Una vez allí, elijo un delicioso donut con una capa de chocolate y puntitos de colores. Afortunadamente también venden velas, así que decido comprar una en forma de espiral de color verde. Cuando salgo de la tienda, algo se me viene a la cabeza. "Mierda, necesitaré un mechero".
- Disculpe, señor. ¿Tendría un mechero?
- Claro, sería 1,71 libras.
- ¿No podría dejarme uno y se lo devuelvo más tarde? Verá, es solo para encender la ve...
- He dicho 1,71 libras. Tengo más clientes señorita, ¿quiere un mechero o no?
- Deme uno, sí.-digo enfurruñada. Qué empleados más simpáticos tienen aquí.
Ya que he tenido que comprarlo y no me va servir de nada, decido comprar uno original que me sirva de regalo también. A pesar de que odie la manía de Eloy de fumar, no soy nadie para impedírselo. Me decanto por un mechero negro en el que viene inscrita la frase "Siempre que me tocas saltan chispas". Seguro que resulta divertido.
Y por fin, logro salir de la cafetería infernal. Espero que al menos valga la pena la gracia. Y más cuando, por primera vez en años, logro atravesar las puertas del instituto 10 minutos antes de lo habitual. Esto tengo que anunciarlo por el grupo de mis amigas.
- ¡Chicas, no lo vais a creer! -a continuación envío un selfie en el instituto.
- Quién eres tú y qué has hecho con mi mejor amiga -Denis es la primera en contestar. Seguidamente, habla Dai.
- Pero bueno, si nosotras aún estamos de camino -dice adjuntando una imagen del instituto, aún con cierta lejanía.
- ¿A qué se debe tu puntualidad?
- Quiero darle una sorpresa a Eloy por su cumpleaños, os necesito aquí antes de que suene la campana. ¿Cuento con vosotras?
- ¡Sí!
- ¡Qué romántico!
- Os espero en la entrada.
A Eloy aún no le he hablado hoy. Prefiero felicitarlo en persona y que sea más cercano, no un simple mensaje de texto. Realmente estoy nerviosa. ¿Le gustará? A lo mejor piensa que estoy abusando de su confianza, solo nos conocemos de una semana... ¡Oh, ya están ahí las chicas!
- Sophia y yo vivimos en la misma manzana, Denis en la siguiente y (tn) cuatro más allá -respondió Dai.
- ¿Qué manzana?
Cuando se lo explicamos nos dijeron que también vivían por ahí, así que juntos emprendimos la marcha hacia casa. Cuando dejaron a mis amigas, estando a dos manzanas de mi casa los chicos debían girar para ir a la suya, así que comiencé a despedirme; pero al llegar a Eloy, me cogió de la mano.
- Vamos, te acompaño. Luego os alcanzo, chicos.
- ¿Qué? ¡No! Vivo a tan solo dos manzanas de aquí.
- Eso ya es demasiado lejos para que andes sola a estas horas. Vamos.
Y, obligada, caminamos juntos hasta mi bloque. Al principio casi no hablábamos. No entiendo por qué, pero estábamos un poco tímidos. Raro.
- Bueno, este es -dije al llegar-. Te diría que subieras, pero es tarde.
- Tranquila, ya conozco tu casa, ¿recuerdas? -reímos los dos, y tras un silencio:- Bueno, supongo que mañana nos veremos.
- Entonces, ¿me he ganado finalmente asistir a tu gran fiesta?
- Sí, supongo -contestó rascándose la nuca.
- ¿Te pasa algo?
- ¿A mí? No -rió nervioso.- Es sólo que... ¿Sabes qué? Mejor dejemoslo así. Nos divertiremos mañana, seguro.
- Si vas a estar igual de extraño creo que prefiero no ir.
- Estoy bien, es sólo que estaba... pensando.
- ¿Tú, pensando? Dime desde cuando, ¡esto hay que documentarlo!
- Cállate un rato anda, que me muero de sueño. Ya sabes, ratona, mañana te quiero ver bien guapa después de las clases.
- ¿Insinúas que no voy guapa a clase?
- Siempre puedes sorprenderme un poco más.
- ¡Serás cretino! -dijo entre risas.
- Ya sí que me voy, los chicos deben estar esperándome.
- ¿Realmente lo piensas...?
Tras unos segundos dubitativo, ambos reímos. Esos chicos debían estar ya metidos en la cama y soñando con ovejitas.
- Pues me tocará volver solito a casa. Si mañana no aparezco, te doy permiso para que canceles mi super fiesta.
- Eso jamás. Contigo o sin ti, el espectáculo debe continuar.
- Pues que lo paséis bien, mediometro. Dame un beso de despedida, vaya que no volvamos a vernos.
Colocó su mejilla indicando que esperaba paciente mi beso. Inocente de mí, me acerqué para dárselo. Para mi sorpresa, en lugar de su mejilla me topé con sus carnosos labios.
- Ya decía yo que estabas demasiado tímido. Vuelves a ser el mismo Eloy de siempre.
- Siempre guardo un As bajo la manga, no lo olvides.
- Sueña conmigo, grandullón.
- Buenas noches, ratona."
Llegó el día. Hoy es el cumpleaños de Eloy y, por supuesto, el día de su gran fiesta. Me he levantado más temprano para pasar por la cafetería que hay en la calle del instituto. Creo que sería un bonito detalle aparecer ante mi... amigo, con un donut glaseado decorado con una velita de colores.
Me levanto sonriente de la cama, después de poner mi lista de Spotify conectada a los altavoces del salón. Comienzan a sonar mis temas favoritos al mismo tiempo que entro al baño. Me pongo rápidamente la ropa que elegí anoche:
Desayuno lo primero que pillo y voy hacia el baño. Una vez allí me lavo los dientes y cepillo un poco mi pelo recogiéndolo finalmente todo en una cola de caballo. Cuando tengo las lentillas puestas y veo que estoy preparada para salir, me echo un poco de perfume sobre la ropa, agarro las llaves del apartamento y salgo disparada hasta la cafetería.
Una vez allí, elijo un delicioso donut con una capa de chocolate y puntitos de colores. Afortunadamente también venden velas, así que decido comprar una en forma de espiral de color verde. Cuando salgo de la tienda, algo se me viene a la cabeza. "Mierda, necesitaré un mechero".
- Disculpe, señor. ¿Tendría un mechero?
- Claro, sería 1,71 libras.
- ¿No podría dejarme uno y se lo devuelvo más tarde? Verá, es solo para encender la ve...
- He dicho 1,71 libras. Tengo más clientes señorita, ¿quiere un mechero o no?
- Deme uno, sí.-digo enfurruñada. Qué empleados más simpáticos tienen aquí.
Ya que he tenido que comprarlo y no me va servir de nada, decido comprar uno original que me sirva de regalo también. A pesar de que odie la manía de Eloy de fumar, no soy nadie para impedírselo. Me decanto por un mechero negro en el que viene inscrita la frase "Siempre que me tocas saltan chispas". Seguro que resulta divertido.
Y por fin, logro salir de la cafetería infernal. Espero que al menos valga la pena la gracia. Y más cuando, por primera vez en años, logro atravesar las puertas del instituto 10 minutos antes de lo habitual. Esto tengo que anunciarlo por el grupo de mis amigas.
- ¡Chicas, no lo vais a creer! -a continuación envío un selfie en el instituto.
- Quién eres tú y qué has hecho con mi mejor amiga -Denis es la primera en contestar. Seguidamente, habla Dai.
- Pero bueno, si nosotras aún estamos de camino -dice adjuntando una imagen del instituto, aún con cierta lejanía.
- ¿A qué se debe tu puntualidad?
- Quiero darle una sorpresa a Eloy por su cumpleaños, os necesito aquí antes de que suene la campana. ¿Cuento con vosotras?
- ¡Sí!
- ¡Qué romántico!
- Os espero en la entrada.
A Eloy aún no le he hablado hoy. Prefiero felicitarlo en persona y que sea más cercano, no un simple mensaje de texto. Realmente estoy nerviosa. ¿Le gustará? A lo mejor piensa que estoy abusando de su confianza, solo nos conocemos de una semana... ¡Oh, ya están ahí las chicas!