- Permiso... -digo susurrando.
- Buenos días, (tn). ¿Sabes que hora es?
- La verdad es que no, señor
- La clase empezó a y media, y están a punto de dar menos cinco. Casi 25 minutos de retraso.
- Lo siento mucho, no volverá a pasar
- Eso espero, porque la próxima vez lo tendré en cuenta
- Claro, señor
Miro en la última fila y ahí veo a Denis. Me siento a su lado; teniendo a Clau y Patri sentadas delante. Las tres me miran interrogativas, deseando saber que me había pasado para retrasarme tanto.
- Luego os cuento, chicas -digo susurrando
Todas asienten y atendemos al profesor, que estaba explicando no se que de las drogas. ¿Qué me importará a mi eso? Es más, ¿qué tienen que ver las drogas con las ciencias? No le encuentro el sentido a las clases de profesor Lenin. Nunca lo he encontrado.
Pongo mi bolsa encima de la mesa y la abro. Saco el estuche y el cuaderno, y comienzo a tomar notas. Así trascurren los minutos hasta que al fin suena el timbre que nos indica el fin de la clase, y el profesor se va.
- Di, ¿que te ha pasado?
Me pregunta Denis, girando su silla y acercándola a mí como si fuera un detective interrogando a su sospechoso número 1. Al escuchar la pregunta, Clau y Patri se giran también, dejándome acorralada, sin más remedio que decirlo.
- En resumen, tres chicos de 2ºbach me han acosado -me río, pero ellas se quedan serias- a ver, es exagerando, no ha sido para tanto, tranquilas chicas.
- Ah, ya pensaba que habría que matar a alguien -dice Denis.
- Pero dinos más, ¡que eres una sosa!
- ¿A que no te lo digo?
- ¿A que te pego?
- ¡Venga, chula!
- ¡¡(tn), Clau, parad ya!! (tn) sigue contándonos -exige Patri.
- Está bien, está bien.. A ver, resulta que ayer Denis y yo fuimos al Starbuck, y el chico de la barra intentó ligar conmigo a través de un mensaje en mi vaso, ¿recuerdas? -le digo a Denis, la cual asiente- bien. Pues me lo he encontrado, y iba con dos de sus amigos.
- ¿Y eran guapos? -me interrumpe Clau.
- Bueno, no estaban mal. Eran altos, musculosos, atrac..
- (tn) te estás yendo del tema -me interrumpe nuevamente Patri.
- Vale, vale. Clau, las preguntas para el final.
- Pero..
- ¡(tn)!
- ¡¡Que voy!! Como iba diciendo, me he encontrado al chico del Starbuck con sus amigos y me han perseguido hasta aquí. Pero lo mejor de todo es que también estuvieron en la fiesta del sábado.
- ¿Pero no decías que no recordabas nada de esa noche? -pregunta Denis.
- Y es verdad, no recuerdo nada -digo riendo.
- Entonces, ¿cómo sabías que estuvieron?
- Me lo han dicho. Más bien me han dicho que me acosté con uno de ellos.
- ¡¡¿¿WHATS??!! -gritan todas a la vez mientras yo me río.
- ¿De verdad os vais a creer esa chorrada? Soy virgen.
- No recuerdas nada, tal vez tengan razón.
Vale, ya me estoy asustando. Mis amigas tienen razón, ¿y si ya no soy virgen? ¿Y si no usamos protección? ¿Y si voy a ser mamá? Tendré que buscar un trabajo para mantener al bebé, y seguro que su padre no querrá hacerse cargo de él y acabaré estresada, sin estudios, sin trabajo, sin dinero, y robando para dar de comer a mi hijo, pero me pillarán y acabaré en la cárcel, me quitarán a mi bebé y mi último recurso serán las drogas.
Creo que me he pasado.
-¿Qué piensas hacer (tn)?
- Morir por sobredosis de cocaína.. -digo estando en mi mundo.
- No seas imbécil, joder. Lo primero que tienes que hacer es hablar con el chico.
- Pero si no se ni quién es.
- Pues lo buscamos, en marcha.
- Tenemos que dar dos clases más, Patri.
- Bueno, en el recreo vamos.
- Así mejor.
Antes de que llegara el profesor de matemáticas, voy corriendo a mi taquilla para cambiar el libro. Al llegar, pongo la clave y se abre. Guardo el libro de ciencias y cojo el de mates. Odio mi vida en este momento..- pienso. Cuando cierro la puerta de mi taquilla me encuentro al chico del septum echado en la taquilla de al lado sonriendo. Pego un bote del susto, y me voy. Pero noto que me sigue.
- ¡Hey, pelirosa! Esperame, ¿no?
- No merece la pena gastar mi preciado tiempo contigo.
- Entonces tendremos que repartirnos la custodia de Adrián.
- ¿De quién? -digo girándome para mirarle. Sonríe burlón.
- Adrián, nuestro hijo.
- La única neurona que te quedaba se acaba de suicidar.
- No puedo parar de reír -dice serio (e irónicamente).
- Lo se, soy demasiado graciosa.
- Es una de las cosas que me gustan de ti -se acerca a mi.
- Voy a llorar de la emoción -digo con ironía.
- ¿Tan guapo soy? -pone sus manos en mis caderas.
- Pues si, pero si no quieres que te desfigure esa cara bonita de un tortazo, aparta tus manos de mi cuerpo.
- No decías lo mismo el sábado -sus manos bajan a mi trasero, y me aparto bruscamente.
- Sobre eso, tenemos una conversación pendiente tú y yo.
- ¡Al fin! ¿Entonces cuidaremos juntos del pequeño Adrián?
- Dios, no te soporto -oigo como se ríe.
- Si me das un besito aquí -señala sus carnosos labios- te cuento un secreto.
- No creo que me interese tanto ese secreto. Me voy, que llego tarde.
Me doy la vuelta para caminar hacia mi aula de nuevo, pero tan solo he dado un paso cuando una mano me hace girar de un tirón. El chico de antes. Con el tirón que me ha dado consigue que nuestros cuerpos queden muy cerca, y me quedo paralizada.
Una de sus manos agarra la mía, y la otra se posiciona con lentitud sobre mi cintura, atrayéndome a él. Acerca sus apetecibles labios a mi cara, y va dejando un rastro de besos por ella, mientras mis ojos se cierran involuntariamente. Uno cerca de la oreja, la mandíbula, la mejilla, la comisura de mis labios, y cuando llega a estos, yo ya no me controlo. Me dejo llevar, y abro un poco mi boca, esperando un beso. Un beso que nunca llega.
Abro los ojos y lo veo sonriendo más que de costumbre, y sus burlas no tardan en llegar, acompañando a esa asquerosa sonrisa.
- ¿Dejarías que te volviera a besar, pececillo?
- Eres un imbécil, ¿te lo han dicho alguna vez?
Me giro enfadada, y continúo caminando hacia mi clase, mientras escucho su risa detrás mía.
- ¡Eres guapa hasta de espaldas, pelirosa!
Y entonces, una sonrisa involuntaria sale de mis labios.
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