For foreigners

jueves, 30 de abril de 2015

Capítulo 8.

Después de haber estado un rato con Eloy, conociéndonos más, me he dado cuenta de que en el fondo es un buen niño. Podríamos tener una bonita amistad.

Cuando llegaron Patri y Denis se lo presenté, pero finalmente nos fuimos cada uno a su clase.
Una hora entera hablando con ese chico, parece increíble.

- Bueno chicas, nos vemos en el recreo, ¿no?
- Emm... Sí, bueno. Luego te buscamos -digo con la intención de evadir su propuesta. Que vergüenza.
- Estaré con Iván y Manu en el patio, cerca de la cancha de baloncesto. Allí os esperamos -sonríe, seguro de sí mismo, y me besa la mejilla dejándome entre asombrada y embobada.


(tn), relaja las hormonas.

Observamos como Eloy se aleja, mezclándose con la multitud del pasillo. Y cómo no, cuando éste desaparece, Denis y Patri comienzan a soltar grititos de emoción mientras saltan a mi alrededor. Tampoco ha sido para tanto... Espera, ¿sigo con la cara de atontada que me ha dejado?

- ¡Te ha besado! ¡Estáis enamorados! ¡Os casaréis, tendréis siete hijos y yo seré la madrina de todos ellos!
- No te pases, Denis. Tú serás la madrina de tres, yo de otros tres, y Clau solo de uno por perderse este ¡momento de amor máximo!
- Chicas, os estáis precipitando. No estamos...
- ¿Qué me he perdido? -es aquí donde Clau se une al apocalipsis.
- ¡(tn) y Eloy se van a casar! -gritan mis supuestas amigas.
- ¡Ahhhhh!

Todo el pasillo nos está mirando. Pero lo peor no es eso, sino que Eloy no había desaparecido del todo. En un lateral lo veo echado sobre una taquilla, risueño, mientras sus amigos están a punto de caerse al suelo de la risa.

No me queda otra que resoplar resignada por tener unas amigas así, y alejarme de esa escena tan alocada que se ha formado en un momento para dirigirme a mi taquilla.

La misma costumbre de siempre. Lunes, tercera hora, Literatura.

Agarro mi libro antes de cerrar la taquilla, doy media vuelta y, por desgracia, tengo que volver a pasar por la zona de grititos, saltitos y risas. Parece que se han calmado un poco, los alumnos circulan sin prestar casi atención, pero Eloy, y sobretodo sus amigos, siguen carcajada tras carcajada. Y aumentan cuando paso por su lado.

- ¡Aquí llega la novia!
- Yo os declaro, marido y mujer. -dice Manu poniéndose delante mía y de Eloy, a lo que no puedo evitar una risa tonta.
- Si en verdad te encantaría, pelirrosa -habla Eloy, y me guiña el ojo.

Maldita costumbre la suya de guiñarme el ojo siempre. Al final vamos a acabar mal... -pienso.

- Puede que lo desees tú más que yo, grandullón -le digo mientras palmeo su pecho y continúo mi camino pasando entre él e Iván.
- ¿Dónde vas?
- No se tú, pero yo tengo clase.
- Hostia, nosotros también...
- No hay ganas -bosteza Iván.
- ¡Venga a clase, hombre ya! - digo empujándolos hacia atrás.
- Que tierna te ves intentando arrastrarlos... Es una lástima que no puedas -se ríe Manu a mi costa.
- No se que hago aquí, si me caeis mal -escupo con cara de asco.
- Yo no, ¿verdad?
- No, Eloy. Tú ya me caes un poco mejor -sonrío.
- Al final acabaréis en el altar
- Ya ves, tío.

Vuelven a reírse los amigos de Eloy, y me contagian. Pero me doy la vuelta para disimularlo.

No son tan malos chicos después de todo.

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